Por favor no vayan a pensar que se trata del último best-seller de literatura o de una nueva película próxima a estrenarse. Tampoco es el nombre de un nuevo programa televisivo de esos que ocupan horarios estelares. Me voy a referir sencillamente a la figura coloquial del animal llamado sapo, con el que despectivamente designan a muchos empleados, queriendo estereotiparlos como los delatores. Pero, sucede que tal como lo adelanta el título, podemos destacar dos facetas totalmente opuestas. Y es lo que les ofrezco en este post.
Ja,ja,ja, ¿Hasta cuándo?, dicen los pobres sapos cuando los desprestigian así, sin tener nadie que los defienda: igual es el caso de quien es víctima de los chismes secretos de un sapo, que originan descrédito en la víctima, y por ser secretamente, no hay la posibilidad de que alguien lo defienda. Aún cuando lo expresé en una forma jocosamente alegrórica, es la terrible realidad de quien se hizo blanco de un sapo.
Puntualizando: En una empresa llaman sapo a aquel individuo que lleva chismes a la Gerencia. Indudablemente, se trata de un sujeto negativamente despreciable por constituir aquel tipo de empleado, ineficiente laboralmente, pero peligrosamente eficiente para delatar compañeros. Tristemente se trata de un personaje sumamente frecuente en cualquier tipo de empresa, sea grande o pequeña. Cuando se trabaja con alguien que se sabe que es un "sapo", hay que cuidarse mucho de lo que se comenta y se hace, porque es alguien que peligrosamente conspira a tus espaldas y está siempre detrás de tí y de lo que haces, para hacer su trabajo, es decir: SAPEAR.
Pero sucede que la moneda, tiene otra cara: al que llaman injustamente "sapo", y me refiero a la persona que no se presta para acciones deshonestas, y aún cuando no lo repita en la Gerencia, el sólo mostrar desacuerdo y apartarse de lo mal hecho, lo condena al calificativo de sapo, pero no porque lo sea, sino porque las personas que actúan dolosamente en una empresa buscan desprestigiar al empleado íntegro con ese apodo, motivados por el temor de que el empleado íntegro los delate. Conocí una empleada de cocina que causó mucho descrédito a otro compañero íntegro, acusándolo de sapo, cuando éste le aconsejaba que no se llevara las cosas de la cocina. Esa es la otra cara: al que acusan indignamente de sapo, pero por lo contrario, es decir por ser íntegro.
Al Gerente de una empresa le caben dos reflexiones: saber discernir quién es y quién no es un sapo, ya que también es sabido que a muchos gerentes les encanta "sembrar sapos" en áreas estratégicas, para sacar información a través de ellos: son los gerentes que necesitan del empleo de la "estrategia del sapo", por inseguridad profesional de desempeño. Y por otra parte, cuando escuche que le dicen sapo a alguien, que esté alerta porque se trata de un Departamento donde están ocurriendo cosas "extrañas" y quieren desacreditar al que no quiere tomar parte en esos actos.
Finalizo con lo que yo llamo "la estrategia del sapo inocente". Quizás no hice el mejor uso de mi cualidad para definir realidades, pero quiero definir con ese concepto a un gerente que conocí que al interrogar a un empleado le decía falsamente que un compañero había dicho algo (inventado por el gerente), para generar estados de ánimo de ofuscación y que en plan vengativo empezara a decir cosas que sabía (sapear, coloquialmente hablando). Realmente de lo más bajo, pero tan verídico como la luz calurosa del sol, y por cierto estoy seguro que no es un caso aislado porque en muchas otras empresas muchos gerentes se valen de esa bajeza.
Pero sucede que la moneda, tiene otra cara: al que llaman injustamente "sapo", y me refiero a la persona que no se presta para acciones deshonestas, y aún cuando no lo repita en la Gerencia, el sólo mostrar desacuerdo y apartarse de lo mal hecho, lo condena al calificativo de sapo, pero no porque lo sea, sino porque las personas que actúan dolosamente en una empresa buscan desprestigiar al empleado íntegro con ese apodo, motivados por el temor de que el empleado íntegro los delate. Conocí una empleada de cocina que causó mucho descrédito a otro compañero íntegro, acusándolo de sapo, cuando éste le aconsejaba que no se llevara las cosas de la cocina. Esa es la otra cara: al que acusan indignamente de sapo, pero por lo contrario, es decir por ser íntegro.
Al Gerente de una empresa le caben dos reflexiones: saber discernir quién es y quién no es un sapo, ya que también es sabido que a muchos gerentes les encanta "sembrar sapos" en áreas estratégicas, para sacar información a través de ellos: son los gerentes que necesitan del empleo de la "estrategia del sapo", por inseguridad profesional de desempeño. Y por otra parte, cuando escuche que le dicen sapo a alguien, que esté alerta porque se trata de un Departamento donde están ocurriendo cosas "extrañas" y quieren desacreditar al que no quiere tomar parte en esos actos.
Finalizo con lo que yo llamo "la estrategia del sapo inocente". Quizás no hice el mejor uso de mi cualidad para definir realidades, pero quiero definir con ese concepto a un gerente que conocí que al interrogar a un empleado le decía falsamente que un compañero había dicho algo (inventado por el gerente), para generar estados de ánimo de ofuscación y que en plan vengativo empezara a decir cosas que sabía (sapear, coloquialmente hablando). Realmente de lo más bajo, pero tan verídico como la luz calurosa del sol, y por cierto estoy seguro que no es un caso aislado porque en muchas otras empresas muchos gerentes se valen de esa bajeza.